Fuente: Clarín – Va de la reutilización hasta el reciclaje de prendas viejas, pasando por la prolongación de la vida útil de la ropa a base de costura o teñido. También promueve el diseño de productos más duraderos y el foco está puesto en la reventa y hasta en el intercambio
Hubo un único barrio porteño, Palermo, en una única zona, Plaza Serrano, que hace más de una década concentraba el diseño de la indumentaria (no podía decirse sustentable, porque es un concepto más reciente) «reciclada» (aunque técnicamente ahora se entiende que no era genuinamente así) del país.
Hoy la Ciudad es la capital nacional de la moda circular.
Liderada por la modestia de emprendedores o el glam de las marcas premium, lo más trendy tiene que mostrar su hilacha sostenible.
Ese enfoque que busca reducir el impacto ambiental de la industria a través de prácticas que no descosan el bolsillo de quienes recortaron el presupuesto para el placard.
Lo que antes era una tendencia ya es una código de vestimenta para un sector consumista que no quiere resignar en onda.
Se basa en principios bastante oversize: desde la reutilización (como comprar «segunda mano»), hasta el reciclaje (prendas nuevas a partir de viajas), pasando por la prolongación de la vida útil de la ropa (a base de costura o teñido). También promueve el diseño de productos más duraderos. El foco está puesto en la reventa y, al extremo, en el intercambio de ropa como cierre del ciclo de producción.
En este contexto porteño sin etiqueta -y con la moldería de que la fuerte desaceleración del consumo es la que da lugar a la proliferación de comercios de segunda mano y de recauchutaje glam– Clarín accedió al primer mapa de la Moda Circular de la Ciudad.
Desde ferias americanas hasta cadenas, marca cuáles son los puntos donde se puede conseguir cada estilo de ropa dentro de la moda circular, y el planteo de por qué algo tan libre también necesita una normativa.
Los puntos del mapa parten de un relevamiento de venta de ropa de segunda mano y prendas fabricadas con materiales reciclados y recuperados en la Ciudad, realizado por Jungla Urbana, un centro de investigación coordinado por el diputado Maximiliano Ferraro (ARI).El precio sigue mandando a la hora de comprar ropa nueva, pero al momento de volcarse a la moda circular, importa más la marca o el diseño. Foto: Fernando de la Orden
El informe, que incluye los resultados de una encuesta presencial en profundidad sobre las percepciones y expectativas de consumidores y emprendedores del sector, muestra que son los jóvenes los mayores consumidores de moda circular. Y que importa más la marca o el diseñador por sobre el precio en este estilo, mientras que para comprar prendas nuevas tradicionales el costo es el factor primordial.
Julieta Alalu, dueña de una de estas alternativas, Búnker, sostiene que “los más jóvenes son más conscientes en esto de reutilizar, son más abiertos y no tienen prejuicios con ponerse ropa second hand”.
De las cien personas encuestadas, un 73% dijo haber consumido moda circular al menos una vez. Aunque solo un 56% del total sabe o recuerda dónde comprar ropa de segunda mano o fabricada con materiales reciclados.
A la vez, el porcentaje de quienes consumieron moda circular coincide con la cantidad que dijo conocer el concepto. Esto indicaría, se detalla en las conclusiones, que «una mayor conciencia sobre la existencia de alternativas a la moda tradicional podría traducirse en mayores ventas en el sector».
Por otra parte, se destaca una mayor incidencia y frecuencia de compra de ropa nueva frente a la ropa usada. Incluso quienes son asiduos compradores de segunda mano siguen dándole prioridad a la ropa nueva.
Respecto a las medidas que podrían fomentar la adopción de la moda circular en la Ciudad, se destaca la recolección diferenciada para ropa usada en contenedores transparentes; el trueque; una mayor difusión sobre puntos de venta de usado; la obligación de etiquetado para indicar la composición de las prendas y la creación de un sistema de puntos para consumidores de moda circular.
Puntos de venta de moda circular
El auge de este sector se intensificó desde la pandemia, tanto en la modalidad online (durante la cuarentena estricta) como en locales barriales o enormes tiendas de venta con atención al público.
Algunos de estos negocios se convirtieron en cadenas como El Galpón de Ropa o Urban Luxury, que cuentan con varias sucursales en distintos barrios porteños.
En este mapa, que se incorporó a Google Maps y es de acceso libre y gratuito, se identificó que los barrios más fuertes en moda circular son Palermo, Recoleta, Almagro y San Telmo. Pero las opciones abundan en todas las comunas más céntricas.
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Para el informe se relevaron los puntos de venta aunque no cuenten con local físico y únicamente vendan online (siempre con sede en capital).
Se contabilizaron 70 emprendimientos de moda circular porteña y se identificaron prácticas de greenwashing o «lavado verde», en emprendimientos que se autodefinen como sostenibles, basándose únicamente en alguna característica insignificante en su proceso productivo.
El primer dato es que menos de la mitad de los puntos de venta relevados cuentan con local a la calle. El segundo, que existen más negocios de ropa de segunda mano que de prendas fabricadas con materiales reciclados.
«Esta preponderancia indica una deficiencia de tipo tecnológica, normativa y de conducta del mercado para un verdadero despegue de la oferta y la demanda de prendas fabricadas con materiales reciclados o del upcycling (implica reimaginar usos de productos y materiales existentes y convertirlos en algo nuevo, que incluso puede tener mayor valor)», marca la investigación.
En cuanto a este segmento, si bien hay emprendimientos porteños que reutilizan descartes textiles, o residuos de materiales sintéticos, «no se encontró evidencia de existencia de procesos industriales de reciclado de algodón, poliéster u otros polímeros para destinarse a la fabricación de prendas de consumo masivo».Los locales de ropa usada proliferan en la Ciudad como moda y como alternativa más económica. Foto: Reuters
Por la poca versatilidad de ciertos materiales recuperados, se encontraron más emprendimientos que fabrican accesorios (carteras, cinturones) frente a otros que producen y comercializan prendas de vestir o calzado.
«Esto es un indicador de la ausencia de una regulación -se postula- que establezca metas de incorporación de materiales reciclados que permitiría la oferta de telas recicladas versátiles para poder fabricar pantalones, remeras y sweaters».
En el mapa se pueden consultar los puntos de venta que se dedican a la ropa de segunda mano y los que venden ropa fabricada con materiales reciclados. Incluye la información de contacto, sus redes sociales y la posibilidad de postularse para ser un emprendimiento más que figure en ese mapeo.
¿Qué tiene que ver lo normativo en este auge de la moda circular?
La publicación de este informe coincide con la presentación en la Cámara de Diputados de la Nación por parte de Ferraro del proyecto de ley para la gestión ambiental de residuos de T.L.C. (textiles, lencería y calzado).
Busca que se adopte un marco normativo que «debería establecer las definiciones y metas progresivas para la recolección diferenciada de residuos, y para los tipos de valorización que se les otorgue, según una jerarquía de opciones (prevención y minimización; reutilización; reciclado; valorización energética; y disposición final en relleno sanitario).
Además, elaboró un anteproyecto de ley nacional, que incluye también una disposición para que se le aplique la alícuota reducida del IVA (10.50%) a las prendas de indumentaria y calzado de segunda mano.