Fuente: Clarín – Un nuevo capítulo del vínculo entre la vestimenta y el teatro se vuelve evidente en el circuito porteño. Al menos son cuatro las obras, tanto en el off como en las salas de avenida Corrientes, que atienden a la ropa y en su sentido mercantil, la moda. Esta asociación puede estar definida por la locación, un elemento del vestuario que es usado como recurso para la trama o por meterse de lleno a indagar en los oficios que atañen al arte de vestir; sean los vendedores de tela o los hacedores de indumentaria, entre otros. Eso sumado al léxico afín a un taller de costura o las figuras retóricas que aluden a estas maneras de hacer.
Hay que decir que, además, todas son actuadas por mujeres y con no más de dos actrices en escena. Algunas piezas ponen el foco en personajes históricos, otras en relatos propios que luego devienen en narraciones de interés colectivo, aunque, en todos los casos, tanto la tela como la ropa y los accesorios, son centrales para problematizar cuestiones relativas a la identidad, sean éstas ancestrales o del aquí y ahora.
A propósito de la hechura de un vestido se da el dilema que enfrenta la costurera de barrio interpretada por María Merlino en Nada del amor me produce envidia. El melodrama musical que ya lleva 16 años en cartel, escrito por Santiago Loza y dirigido por Diego Lerman, alude al mito antagónico entre Eva Duarte y Libertad Lamarque.María Merlino en «Nada del amor me produce envidia». Prensa
Y es esa disyuntiva la que lleva a la protagonista a indagar en su cotidianidad y más profundamente en su existir, pero sobre todo en el ida y vuelta cada vez más voluminoso que transcurre entre las cuatro paredes del cuarto de costura. El mismo que se detiene tanto en el embelesamiento que surge cuando la conoce a Lamarque, como el posterior shock que le provoca la aparición repentina de Duarte y todo lo que eso trae aparejado.
Además, de las referencias a las cancionistas de los años 30, el texto ingenioso y la eximia actuación de Merlino –interpretación de tangos incluida– un dato para nada menor es que el atuendo final es una creación de Pablo Ramírez, con quien la actriz participó en presentaciones fashion anteriores como la llevada a cabo en la cúpula del CCK, cuando cantó la milonga “La descamisada”.
También en torno al oficio, y con una máquina de coser y un telar en el centro del escenario, a los que se agregan una tijera, retazos de géneros y avíos desperdigados en la mesa de trabajo, pero sobre todo la melodía conformada por los sonidos que evoca esa tarea, Cynthia Edul se hace cargo de la dramaturgia, la dirección y la lectura –junto a Guillermina Etkin en la música en vivo– de El punto de costura.Obra «El punto de costura». Prensa
Y si bien, la historia se enfoca en el relato de los sucesos que atravesó “Jacinto Edul e hijos”, la empresa fundada originalmente por sus abuelos sirios en el barrio porteño de San Cristóbal, es al mismo tiempo un derrotero por investigaciones académicas y literatura relacionada al pasado, el presente y el futuro de los tejidos. En ese sentido y durante toda la puesta, se mencionan citas de Jorge Luis Borges, Juan José Saer y Tamara Kamenszain, entre decenas de autores.
“Los textiles están por todas partes”, dice Edul, y el minucioso rastreo de esa omnipresencia se transforma en el principal valor de la obra que alude a por ejemplo la genealogía del algodón o la significación que tiene el tejido para las mujeres de la cultura maya. A su vez, explora si tuvieron una finalidad protectora o fueron llevados como ornamento, lo mismo en cuanto a si fueron utilizados para el intercambio, entre otras funciones que dan cuenta de la centralidad que tuvieron –y todavía tienen– en el ciclo de vida de las comunidades desde la antigüedad hasta el día de hoy.
Más allá que, las referencias a propósito de la costura también están en la comedia unipersonal El mundo en mis zapatos 2 (la primera versión fue montada en 2017), las alusiones centrales, tal cual lo anuncia el título, son al calzado. Es que los zapatos se vuelven disparadores de escenas por momentos dramáticas, por otros desopilantes, a medida que avanza el racconto que la actriz Brenda Fabregat hace de su diario íntimo y en éste de lo inevitable; el paso del tiempo.Obra «El mundo en mis zapatos 2». Prensa
Bajo la dirección de Eloísa Tarruella, la obra, escrita por ambas, recapitula las vicisitudes que tuvo que atravesar la protagonista en el contexto de sus 40 años; desde la primera desilusión amorosa a los consejos vacuos que recibe vía redes sociales, entre otros tópicos recurrentes con anclaje generacional en películas y lugares, por ejemplo E.T. y el cine América.
Y así como, para el sentido común, los zapatos pueden representar la conexión inmediata a la tierra y a su vez el fetiche de vestimenta más frecuente para las mujeres, en este caso también pueden ser vistos como elementos empáticos en la identificación con el espectador. Aunque lo más interesante es cómo se transforman en el leitmotiv de la obra, y se cargan de sentido al rebobinar y retomar personajes y situaciones. Lo mismo para andar y desandar el relato, literal y metafóricamente.
Algo más: cada vez que Fabregat, en un silencioso homenaje a Maxwell Smart, lleva un zapato a su oreja, como si fuese un tubo telefónico, no hace otra cosa que darle una respuesta analógica al frenesí tecnológico actual al que no escapa el personaje, apps de citas y consecuentes fracasos incluidos.Obra «Liquidación total!». Prensa
La bitácora personal también es el tema central de Liquidación total!, en su versión site specific. Montada en una tienda de ropa vintage en el barrio de Palermo, si Eliana Murgia es la autora, directora y también actúa, Fiorella Cominetti hace lo propio en otro de los roles, donde una es la reversión de la otra. Y es a partir de esa referencia que surgen las analogías que van de lo verdadero a lo falso, el original a la copia, y de la buena a la mala calidad.
Esto por supuesto se puede inscribir en la jerga de la indumentaria que literalmente rodea y viste a las intérpretes, es que la acción transcurre en el subsuelo del local ahí nomás del mostrador, los probadores y los percheros repletos de prendas usadas y de antaño. Así acontece la historia y las remisiones textuales y musicales constantes de Eli a su madre, a su novio Christian y a ella misma, por ende, a su memoria. Esto sucede en un espacio poco convencional para el teatro, que no solo es el principal hallazgo de esta puesta, sino que además resulta ideal para el despliegue de los atavíos necesarios para contar la obra, a partir de la cual se configuran in situ o se desarman las situaciones escenográficas e incluso los personajes.
*Nada del amor me produce envidia se presenta los sábados, a las 20, en Dumont 4040, Santos Dumont 4040.
*El punto de costura se presenta los viernes, a las 20, en El Galpón de Guevara, Guevara 326.
*El mundo en mis zapatos 2 se presenta los sábados, a las 21, en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.
*Liquidación total! se presenta los domingos, a las 13, y los miércoles, a las 20.30, en Dudou Vintage, Malabia 2105.